Permiten evaluar zonas inaccesibles. Incluyen: Rayos X (con o sin contraste), Tomografía computarizada, Resonancia magnética, Gammagrafía con glóbulos blancos marcados y Ecografías.
No todas las pruebas que se mencionan aquí deben necesariamente efectuarse en todo paciente. Dependiendo de los síntomas y circunstancias, pueden hacerse más o menos exámenes. Por ejemplo, a un paciente que vive lejos de un centro médico especializado, podrían realizársele en pocos días varios de los estudios mencionados que, en otros casos, se distribuirían a lo largo de un tiempo.
En muchos casos la historia clínica puede ser suficiente como para tener fuertes sospechas de diagnóstico. Un paciente con diarrea crónica, pérdida de peso, historia de inflamación de una rodilla o tobillo, tiene grandes posibilidades de tener CU o EC. Paralelamente, si a ese cuadro se le agregan lesiones alrededor del ano, lo más probable es que se trate de EC, al punto que no hay muchas otras enfermedades que den esa combinación de síntomas. Contrariamente, las posibilidades diagnósticas de un paciente con dolor abdominal difuso y, alguna que otra vez, episodios de materia fecal líquida son mucho más amplias, dilatándose la llegada de un diagnóstico, no necesariamente por la falta de conocimiento del profesional sino por lo inespecífico de los síntomas. El balance entre hacer demasiados estudios, o estudios no invasivos y hacer mínimos estudios no es fácil. El hallazgo puede darse en un examen de rutina de un paciente que tiene sólo dolor abdominal, sin episodios de diarrea.