No se ha demostrado que las dietas bajas en residuos, ricas en fibras o controladas en azúcares refinados desempeñen algún papel en el mantenimiento de la remisión.
En general, en remisión debe realizarse una alimentación saludable, teniendo sólo precaución con aquellos alimentos que aumenten sus síntomas.
La mayoría de los pacientes en remisión, pueden seguir una dieta absolutamente “normal” según sus hábitos y sin restricciones dietéticas.
