Me llamo Matías Pérez Manghi, y mi historia con mi colitis ulcerosa comienza en el año 1990 cuando tenía 17 años y cursaba 5° año del secundario en el Colegio De La Salle.
Mi primer síntoma se dio por Julio de ese año y en medio de una gira de fútbol con la selección del colegio en USA.
Comenzó como una diarrea común, no le di mucha importancia en dicho viaje ya que supuse que era la comida americana o que algo en mal estado había comido.
Pasado un tiempo de mi arribo de aquel viaje, seguía con esos síntomas empeorando lentamente.
Me fui de viaje de egresados en Agosto del ’90 y seguía igual. Ya en dicho viaje empece a sentir las primeras sensaciones de incomodidad por la permanente descompostura.
Pasaron los meses venideros, y los síntomas iban creciendo. Al mes del viaje de egresados comencé a ir al baño con sangre. Ya a esa altura, la preocupación iba creciendo.
Hubo un hecho que me marco bastante, comencé a ir a todos los baños públicos. Antes no iba al baño si no era en mi casa.
El avance de la enfermedad me generó cambios de hábitos, el más importante es que comencé a comer menos. Entre esto último y la cantidad de deposiciones en aumento, perdí mucho peso (casi 9 kgs.).
Mi mamá me acompaño mucho en este camino, vimos a cuanto medico podíamos. Pero el más emblemático fue un conocido de su infancia, el Dr. Juan Andrés De Paula.
Este hombre me cambió la vida. Fue y es mi médico gastroenterologo, el médico que me acompañó y acompaña en este proceso y tramo de vida con mi colitis ulcerosa. Es un profesional de primer nivel internacional. Reconocido mundialmente. Investigador de alto vuelo. Jefe de Gastroenterología del Hospital Italiano. Sin embargo, lo más importante de él es que es una EXCELENTE PERSONA.
En la primera consulta que hice con el, me diagnostico CU. Sin dudarlo.
En ese tiempo, recuerdo que se hablaba muy poco de estas enfermedades. Era poco lo que se conocía. Lo único que se descubrió en ese tiempo, era la importante ligadura de la enfermedad con cuestiones psicosomáticas. Es decir la relación fuerte entre el cuerpo y la psiquis, siendo esta última un factor de desarreglo del cuerpo. En mi caso en el colon.
El único tratamiento que existía en ese tiempo eran los antiinflamatorios. Recuerdo que inicie mi tratamiento con AZULFIDINE, para continuar con 4-ASA, 5-ASA, PENTASA, YOLECOL y el que mayor resultado me dio, el BUFEXAN. Estos siempre eran acompañados por corticoides, DELTISONA B, cuando necesitaba bajar la intensidad de la enfermedad en momentos que se hacía ingobernable.
Estos medicamentos no eliminaban la inflamación del colon ni los síntomas de la colitis, pero si los atenuaba.
Mis años entre 1990 y 2003, fueron marcados por mi enfermedad. Lo más feo de ella es la incomodidad que generaba al no saber cuando mi iban a dar ganas de ir al baño.
Iba entre 4 y 7 veces por día al baño. Llegue a ir más de 12 veces en los peores momentos.
Recuerdo que las intensidades aumentaban cuando el stress me crecía. Sea por exámenes, por partidos de fútbol (amante yo de este deporte) definitorios, y todo aquello que me generase tensión nerviosa. Era algo que no se podía controlar, venían ganas y había que salir corriendo al baño.
La comida era importante no por la dieta sino porque no generase más irritación en la zona. Veneno para esto: las salsas, la pizza, las verduras de hoja, etc.
Los síntomas eran los siguientes: varias deposiciones por día, con sangre, con mucho moco rectal (esputo rectal), con sensación de tenesmo (sensación de querer seguir yendo al baño cuando no había nada más para eliminar), con gases, con mucha urgencia (cuando vienen ganas, hay que ir rápido a un inodoro).
La calidad de vida cambia mucho, uno empieza a pensar todo en base a la colitis. Recuerdo que las mañana eran mortales para mi. Iba muchas veces al baño, y he dejado de salir a trabajar o ir a otros lados, hasta yo no tener la seguridad que iba a llegar rápido a un lugar con baño. Ese grado de locura he llegado a tener por esta enfermedad.
Todo esto comenzó a cambiar cuando Juancho, mi medico, volvió de un congreso en el que se hablaba de un medicamento y al mismo tiempo se demostraba que los estudios elaborados durante más de 10 años comenzaron a arrojar resultados favorables para la enfermedad que yo tengo.
En base a esto, me propuso utilizar esta medicación. La medicación, en cuestión genera mucho ruido en la gente. Creo yo por desconocimiento.
Se trata del IMURAN, cuya droga es la AZATIOPRINA, un INMUNOSUPRESOR.
Yo no lo dude, le hice caso y comencé el tratamiento. Tuvieron dudas en la familia, pero yo confíe ciegamente en mi Doctor. Y no me equivoque.
Un breve resumen para la gente sobre este medicamento.
Que es lo que hace principalmente este medicamento? Para responder esto, es necesario saber el mecanismo de las enfermedades psicosomáticas.
Estas enfermedades generan una disparidad fisiológica en el cuerpo que hacen que algunas células de nuestro cuerpo no sean reconocidas genéticamente como propias. Ante esta situación, nuestro sistema inmunológico comienza a actuar contra dichas celular que cree exógenas a nuestro cuerpo, pero que en fondo son parte de nuestro propio cuerpo. En mi caso, mi sistema inmunológico me autoagrede en el colon y su mucosa. Esta agresión hace que la zona se inflame y se ulcere.
Respondiendo la pregunta anterior, el IMURAN o INMUNOSUPRESOR, baja la carga inmunológica de nuestro sistema inmunológico, haciendo que dicha autoagresión comience a ceder.
Hasta acá todo muy lindo, sin embargo es importantísimo tener los primeros años controles exhaustivos. Esto se motiva en que según las dosis, el sistema inmunológico puede llegar a niveles muy bajos (leucopenia) y nuestro cuerpo se encuentre indefenso ante cualquier enfermedad. Los controles son cruciales.
Un ejemplo de esto, para que se entienda, es que los trasplantados son tratados con esta medicación, para que el sistema inmunológico no agreda al órgano nuevo trasplantado, evitando así su rechazo más allá de la compatibilidad.
Siguiendo mi historia, comencé a utilizar este medicamento a mediados del 2003. Los resultados tardaron casi un año en llegar. Pero cuando llegaron, mi calidad de vida dio un giro importante.
Los síntomas año a año, comenzaron a desaparecer.
Me hice varias VIDEOCOLONOSCOPIAS (endoscopía anal que se hace con una cámara y se toman muestras para sus análisis posteriores en biopsias) y se vio como año tras año la inflamación ulcerosa comenzó a disminuir.
Desde hace 3 años la inflamación esta remitida, no tengo ningún milímetro inflamado y mis síntomas desaparecieron.
Mi vida actualmente es normal. Convivo con mi enfermedad y la medicación, pero se que algún día la voy a vencer completamente sin necesidad de medicación.
Agradezco este espacio para poder brindar mi experiencia, y de esta forma ayudar a quienes necesitan conocer estos detalles de la COLITIS ULCEROSA a través de mi experiencia.
Matías Pérez Manghi. Agosto 2014