La transición
Dependiendo del médico tratante y el hospital donde deba hacerse una eventual consulta o internación, el paciente pediátrico con EII, llegada a cierta edad, pasará a un médico de adultos. Esta transición no siempre es fácil dado que si bien el paciente puede sentirse ya como un adulto, ha establecido una relación de muchos años con su médico pediátrico.
En general, los padres no participarán tan íntimamente en la consulta con el médico de adultos, y el trato podrá sufrir un cambio. La formación de un pediatra es necesariamente diferente a la de un médico de adultos.
En ciudades grandes no será difícil encontrar un gastroenterólogo de adultos con experiencia en EII, incluso habituado a la atención de pacientes jóvenes.
Sin embargo, en lugares más pequeños, la elección puede ser más limitada.
En algunos casos pacientes que transicionaron a un médico de adultos, piden volver al médico original porque se sienten más incómodos en una sala de espera llena de “viejos” que en una llena de “bebes”. Este tema comenzará a discutirse con el médico pediatra cuando el paciente este llegando a los 17 años de edad para iniciar una transición gradual.
“Diferentes estudios han puesto de manifiesto que los períodos de transición son especialmente críticos para la evolución de la enfermedad, ya que algunos pacientes abandonan los controles médicos al dejar la atención pediátrica, se produce una mayor tasa de ingresos derivados de un mal control de la enfermedad y constituye una situación de riesgo para el abandono de la medicación; por todo ello, disponer
de un programa estructurado de transición puede tener un efecto positivo en los resultados clínicos y psicosociales”, ha comentado el doctor responsable de la Unidad de Atención Integral al paciente con EII del Hospital La Princesa de Madrid y presidente de GETECCU, Javier P. Gisbert.
La transición de la atención médica, encuentra al joven adulto en una etapa de la vida de cambios en su aspecto físico, psicológico y social, lo que seguramente traerá aparejado muchos desafíos y expectativas.
Uno de los mayores desafíos en cuanto al manejo de la EII seguramente será el transitar el paso de la responsabilidad de los cuidodes de la salud (auto-cuidados) y la toma de la medicación de modo correcto (dosis, frecuencia y adquisición). Conversar con el médico tratante sobre las dudas y temores que se presentan, favorecerá un proceso más armonioso para todos. Inclusive, determinar el nuevo rol de los padres ante la enfermedad del hijo. Poner de manifiesto las expectativas de todos, facilitará el proceso de adaptación.