No sos el único
Tal vez te sientas deprimido, pero es importante que sepas que no sos el único. Muchas de las situaciones que experimentas son compartidas por otros pacientes con EII.
- Es una enfermedad que trata de asuntos íntimos, “heces”. Es difícil de hablar fuera del ámbito familiar.
- Cambios de humor. Es frecuente que los pacientes manifiesten cierta inestabilidad emocional. Quizás el sobre-esfuerzo que conlleva vivir con una enfermedad crónica junto con las responsabilidades diarias aumenta la vulnerabilidad ante los agentes estresantes. Las emociones negativas más habituales en personas con EII suelen ser la ansiedad, la tristeza, la ira, el miedo, la irritabilidad y los sentimientos de frustración y hostilidad.
- Quienes la padecen, son generalmente jóvenes que están iniciando sus vidas, están proyectando sus planes y el diagnóstico paraliza estos planes, a lo que se añade la preocupación por pérdida de días escolares o las bajas laborales.
- Los propios síntomas de la EII producen depresión (anemia, desnutrición, otros).
En ciertas ocasiones, la enfermedad produce aislamiento debido a:
- Sensación de pérdida de control. Algunas personas no se atreven a salir a causa de las diarreas, por temor a no encontrar un baño a tiempo. El curso impredecible de la enfermedad (incontinencia, urgencia, deposiciones frecuentes, flatulencia, dolor, etc.) y el estigma social, son los responsables, en muchos casos, de la disminución y restricción de actividades que afectan a todos los aspectos de la vida diaria. Se ve alterada la actividad normal de la persona con la consecuente pérdida de reforzadores gratificantes y la aparición de sentimientos de indefensión ante la enfermedad.
- El entorno no comprende como un día están dispuesto a todo y al siguiente no.
- Un día pueden comer cualquier alimento, y al siguiente les causa vómitos o diarrea.
- Su entorno les dice que sólo se trata de nervios y que deben superarlos. Las causas son inexplicables, y el entorno sugiere que cambiando el pensamiento vendrá la cura. Como el paciente continua enfermo se autoculpa, excluyéndose aún más.
- Alteración de la imagen corporal. Debido a la aparición de efectos secundarios de algunos tratamientos como la conocida cara de luna llena, granos en la piel, hinchazón, vello corporal, etc. O cicatrices y modificaciones en el cuerpo como consecuencia de intervenciones quirúrgicas (estomas abdominales) y los cambios en el peso con aumentos y pérdidas muy llamativas. Todas estas preocupaciones relacionadas con cuestiones estéticas influyen negativamente en el estado psicológico, fundamentalmente en la autoestima. Su impacto suele ser mayor en personas jóvenes, sobre todo en adolescentes y adultos jóvenes.
- Cansancio físico y emocional. En épocas de recaídas, las tareas diarias se vuelven pesadas provocando que la persona se sienta inútil. La falta de energía y la debilidad son habitualmente mencionados por los pacientes como causante del cansancio que les impide afrontar los sucesos cotidianos. Éste puede deberse a consecuencias propias de la enfermedad como la malnutrición, la anemia y la inflamación y, también, a factores emocionales como la ansiedad, el estado de ánimo deprimido, el miedo, etc.
Otras manifestaciones psicológicas se pueden encontrar en pacientes con EII. Mayormente los jóvenes, se vuelven egocéntricos, exigentes y a veces con una regresión infantil. Otros, se vuelven hipocondríacos, quejándose por todo, siendo la manera más eficaz para llamar la atención de la familia. No quieren volver a las actividades habituales y temen al menor síntoma. Otros contrariamente, se hacen los fuertes por temor al cambio en su rutina o por sus sentimientos de culpabilidad.
Es importante reconocer los sentimientos por los que atraviesa la persona, dado que esto acarrea consecuencias en su vida a medio y largo plazo.
- Las alteraciones emocionales más frecuentes tienen que ver con la ansiedad y depresión, provocando un estado ansioso depresivo que debe atenderse.
- El paciente con EII puede disminuir sus actividades sociales para evitar cualquier situación embarazosa, de burla o rechazo de sus pares (sobre todo en niños y adolescentes), llevándolo a una situación de asilamiento.
- A consecuencia de las limitaciones de la enfermedad, algunos pacientes no pueden continuar con el ritmo habitual, teniendo que asumir ciertos cambios en la rutina diaria. De la correcta adaptación a esos cambios dependerá los niveles de confianza en sí mismo.
- Los pacientes con EII se ven obligados a hacer grandes esfuerzos para sobrellevar el proceso de adaptación y reestructuración de sus propias capacidades.
- La autoestima del paciente puede verse afectada por la presencia de sentimientos de culpa e inutilidad, por creerse una carga para su familia, tener expectativas negativas sobre sí mismo o el miedo a ser rechazado.