Por décadas, el gran objetivo del manejo del tratamiento de los pacientes con Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) fue disminuir los períodos de actividad manteniendo al paciente en remisión clínica, es decir, sin evidencias de sangrado digestivo (rectorragia), normalización de la frecuencia y consistencia de las deposiciones, ausencia de dolor abdominal y recuperación del peso. Sin embargo, pese a lograr la remisión clínica, muchas personas presentan una progresión de su enfermedad con complicaciones que conllevan finalmente a un deterioro de su calidad de vida.
La curación de la mucosa del intestino es clave en el adecuado control de la enfermedad. Se trata de la restauración del revestimiento intestinal y se asocia con mejores resultados, incluidos períodos duraderos de remisión, menor riesgo de hospitalizaciones y cirugías.
Teniendo esto en mente, en la actualidad los objetivos terapéuticos van dirigidos a la modificación del curso evolutivo de la enfermedad, buscando la interrupción de su progresión y, por lo tanto, la aparición de las complicaciones, así como la disminución en el uso de esteroides, necesidad de cirugía y hospitalizaciones.
Estudios han demostrado que la curación de la mucosa puede mejorar las probabilidades de remisión clínica libre de esteroides tanto en Colitis Ulcerosa (CU) como en la Enfermedad de Crohn (EC). Los estudios clínicos han demostrado la importancia de los hallazgos endoscópicos como marcadores de actividad inflamatoria y como una estrategia terapéutica apropiada puede alcanzar la curación endoscópica, siendo la curación de la mucosa un objetivo terapéutico que está asociado a una remisión o inactividad de la enfermedad prolongada, menor necesidad de hospitalizaciones, operaciones y mejoría de la calidad de vida.
Con los avances en las opciones de tratamiento en el panorama de la EII, los médicos especialistas se basan en las pautas STRIDE-II que son actualizaciones de las recomendaciones anteriores iniciadas por la Organización Internacional para el Estudio de las Enfermedades Inflamatorias Intestinales (IOIBD). Estas pautas definen objetivos de tratamiento razonables a corto, mediano y a más largo plazo. Esto incluye, la adición de nuevos objetivos de tratamiento, incluida la respuesta clínica, la remisión clínica y la normalización de la proteína C reactiva como objetivos intermedios y a corto plazo, y la mejora de la calidad de vida y la ausencia de discapacidad como objetivos a largo plazo.
El paradigma de tratamiento, según lo recomendado por las guías STRIDE-II para pacientes con EII, se basa en la mejora de los síntomas clínicos y los resultados informados por el paciente, así como en la remisión endoscópica.
Las estrategias de tratamiento para los pacientes con EII deben ir más allá del control de los síntomas de la enfermedad y también apuntar a mejorar los resultados y reducir el riesgo de daño en los órganos diana, como el desarrollo de estenosis, fístula o deterioro funcional. Los médicos y los pacientes deben trabajar juntos para determinar qué resultados son posibles y cómo lograr los objetivos del tratamiento.
Un concepto importante en pacientes con Colitis Ulcerosa (CU) y Enfermedad de Crohn (EC) es lograr una respuesta clínica continua, es decir, un estado de ausencia de actividad inflamatoria por un período prolongado, logrando de esta manera cambiar el curso de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Estos objetivos se logran al incorporar la necesidad de un monitoreo continuo del paciente y, de esta manera, controlar la severidad de la enfermedad.
El manejo sostenido a largo plazo se evalúa mediante una endoscopia y a veces con biopsias.
La curación de la mucosa en las EII a menudo se define como la ausencia de ulceración visible o signos de inflamación por endoscopia.
El uso de biomarcadores como la calprotectina fecal es adecuado para monitorizar a los pacientes con EII, permitiendo optimizar y adecuar el tratamiento de manera segura al tener una adecuada correlación con la curación de la mucosa, evitando de esta manera realizar procedimientos endoscópicos (colonoscopia) más seguidos.
Si bien los avances médicos han mejorado los resultados, muchos pacientes no logran el control de la enfermedad, incluida la remisión clínica o la respuesta endoscópica. Por esta razón, es importante que los médicos tengan múltiples opciones de tratamiento, incluidos productos con diferentes mecanismos de acción y modos de administración, para ayudar a proporcionar a los pacientes un plan de manejo adecuado para ellos. Reconociendo que cada paciente tiene una experiencia diferente con la enfermedad.
Si bien aún no se encontró una cura para la EII, existen distintos tratamientos que contribuyen a que los pacientes puedan tener una mejor calidad de vida. Estas enfermedades pueden ser muy discapacitantes, ya que producen una afectación significativa de las actividades diarias.
Existen diversas alternativas terapéuticas para abordar la EII, según la severidad de la condición, la enfermedad en particular y las características del paciente. Favorablemente, cada vez se están desarrollando más medicamentos con elevada eficacia y buenos perfiles de seguridad.
Ante cualquier duda, siempre consulta con tu médico tratante.
Para más información, mira nuestra charla con el Dr. Abel Novilo gastroenterólogo presidente de GADECCU.
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